"Este es mi primer largo documental, un trabajo totalmente independiente, donde se recogen testimonios de periodistas que han trabajado sobre el terreno, de actores del conflicto, de gente anónima.... para contar la historia de lo que ha pasado en Ucrania durante este último año. Un conflicto todavía abierto que ha cambiado para siempre a este país. Pretendo contar la historia con el tiempo necesario, sin estándares de televisión, dedicarle los minutos necesarios para explicar algo tan complejo. Pretendo también alejarme de los dogmas propagandísticos de ambos bandos. Espero haberlo conseguido.
Así introduce Ricardo Marquina, corresponsal free-lance español afincado en Moscú, su documental 'Ucrania: el año del caos'. Marquina viajó durante meses por Rusia y Ucrania y estuvo en Kiev durante las revueltas en la plaza Maidán (hechos que narramos en uno de nuestros posts) que provocaron la caída del corrupto ex-presidente Víktor Yanukóvich y resultaron ser el comienzo de las grandes crisis, económica (bueno, en esta ya estaban metidos antes), territorial, política y bélica que sacuden el país ucraniano. También estuvo en Crimea durante la anexión de facto de la península por los soldados rusos de la flota del Mar Negro y tras ello, presenció el levantamiento de las regiones del este, cuando surgieron los enfrentamientos entre las fuerzas policiales del gobierno de Kiev y las milicias pro-rusas surgidas en la cuenca del Donbas. Y finalmente cubrió ya la guerra abierta entre las tropas ucranias y los rebeldes separatistas, apoyados sin fisuras por soldados profesionales rusos con potente armamento que se filtraron por la porosa frontera este.Marquina decidió desde el primer momento que su documental lo colgaría gratuitamente en su canal de youtube (http://ukraineyearofchaos.com/) como una forma de asegurarse la independencia y la ausencia de limitaciones. "No quería hacer esto por dinero, no quería comerciar con la gente que ha muerto. Si intentara colocarlo en algún canal de televisión me hubieran puesto, para empezar, límites de tiempo. He cubierto el conflicto de Ucrania para muchas televisiones y radios y siempre tienes muy poco espacio, entre 30 y 40 segundos. Yo quería contar algo sin límite temporal". Puros hechos, puro periodismo, pura realidad, puta guerra. 'Ucrania, el año del Caos'.
Ucrania a garrotazos: el documental
Xavier Colás - Blog Putinistán 22.15.2015
Le das al play y la pantalla está en negro, pero se oyen las voces de un griterío que nos resultará familiar a todos los que vivimos en Kiev el alucinante invierno de 2013-2014. Hay sonidos que no significan nada para una persona, y a otra le colorean el cerebro por dentro. Recuerdo la nieve sucia, las hogueras, las banderas y los curas bendiciendo la madrugada. Las bufandas que se convirtieron en pasamontañas, después en máscaras y después en cascos. La progresión es muy simbólica y significativa. La policía agarrándose a cada palmo de acera, los niños con los ojos abiertos de par en par subidos a hombros de sus padres, escuchando discursos primero, consignas después.
En los primeros días de las revueltas de Maidán compartí habitación en un modestísimo hostal con Ricardo Marquina, compañero, amigo, hermano de fatigas y autor del documental 'Ucrania, el año del caos'. Una ventana de nuestro mini-cuarto en Kiev daba a otra habitación y la otra a la sala de la lavadora. Parecíamos dos pringados. Pero estábamos en el ojo del huracán: Maidán. La policía de Yanukovich había desalojado la plaza con violencia, y miles de ucranianos descontentos la habían ocupado. No se moverían de ahí hasta hacer caer, también con violencia, al presidente Victor Yankovich.
La historia de los que nos metimos en ese torbellino ucraniano en diciembre de 2013 con una libreta, una cámara o un micro es una versión de andar por casa de la tragedia que han protagonizado los ucranianos: empezamos escribiendo crónicas al pie del bar, con gente gritando delante y a su espalda un Zara que estaba abierto de par en par. Había antidisturbios pero wifi, gas lacrimógeno pero pasta a la carbonara. Para mi fue una vuelta al periodismo local, porque las tres noticias del día estaban en tres calles contiguas. Pero después un día vimos lo rápido que mueren cien personas. Y al mes siguiente nos fuimos a Crimea y una tarde la frontera rusa nos pasó por encima como una estrella fugaz: la geografía sonaba a guitarra eléctrica, los cajeros se atragantaban y nos volvimos a Moscú sabiendo que Donetsk y Lugansk serían el siguiente ring. Y fue el más sangriento.
Simferopol, Donetsk, Kramatorsk... En los taxis, mientras buscábamos alguna tanqueta en el horizonte, nos dimos cuenta del tobogán en el que estábamos. Ricardo lo dijo entre baches con su llaneza habitual: "Cada sitio al que vamos es más puto que el anterior".
Goya lo hubiese pintado, pero esta vez había que grabarlo y ahí estaba otro aragonés universal. Con los dedos congelados o los calzoncillos de ayer, con la ropa a remojo en la habitación por el olor a cadáver en la zona donde cayó el MH17, con los ojos rojos de editar por la noche lo visto por el día. Lo que contiene el reportaje, Ricardo lo ha parido con dolor por los muertos y amor al arte. Porque tiene un mal bicho dentro que no nos deja en paz pero le dice lo que hay que hacer, que casi siempre es tirar para adelante y grabar.
Y ustedes son los mayores beneficiados de ese episodio infeccioso.
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