Un mundo mejor es posible (46) Gambia sonríe de nuevo


Intentamos impregnarnos con algo de optimismo con En Portada, que nos lleva a Gambia, pequeño país de la costa occidental africana de turbulento pasado y esperanzador presente pues se ha convertido en una referencia democrática en África. Su transición es un modelo pero no está exento de amenazas. El pasado enero, en un hecho sin precedentes en la historia reciente de África, caía el régimen del dictador de Gambia con cierta resistencia pero sin derramamiento de sangre, hecho que dio paso a la democracia. Pilar Requena y su equipo nos explican cómo el pueblo de Gambia lo ha conseguido.





Gambia sonríe de nuevo 


Durante muchos años los turistas visitaron la Costa Sonriente de África, como también se conoce a Gambia, ignorando que detrás del sol, la playa y el mar, se escondían las más atroces violaciones de los derechos humanos. Durante 22 años el país estuvo sometido a la terrible represión de un dictador, Yahya Jammeh, un iluminado que creía tener la cura para el SIDA y otras enfermedades y que llegó al poder en 1994 por un golpe de estado.

Pero todo empezó a cambiar a partir de las elecciones de diciembre de 2016. Una coalición opositora con Adama Barrow al frente ganó las elecciones presidenciales. Comenzaba el principio del fin para el dictador, Se negó a abandonar el poder hasta que fue obligado a irse al exilio ante la amenaza de una intervención militar de la ECOWAS (Comunidad Económica de Países del África Occidental). El país más pequeño del continente africano y uno de los más pobres del mundo empezó a ser visto como modelo para acabar con regímenes dictatoriales o autocráticos a través de una combinación de diplomacia y amenaza militar.

Decidimos que sería interesante ver cómo recuperaban la sonrisa, la confianza y la esperanza sus habitantes y recordar las atrocidades cometidas por el dictador. Un periodista y activista de derechos humanos, Sainey MK Marenah, que volvió del exilio tras la caída del dictador, fue nuestro cicerone y también el hilo conductor de este reportaje. Cuando le conocimos, estaba empezando de nuevo.

Estuvimos con varios antiguos presos políticos, algunos como Sainey también acabaron en el exilio. Ellos son los protagonistas principales de nuestra historia y la muestra también de que nadie se libraba, si se oponía al dictador, de acabar en sus mazmorras, la peor la llamada cárcel del infierno Mile 2, a la que el dictador denominaba su hotel de cinco estrellas.


Desde el actual ministro de Asuntos Exteriores, Ousainou Darboe, líder de la oposición a Jammeh, hasta el músico de kora, Pa Bobo Jobarteh, pasando por el imán Baba Muktar Liegh, por la ahora diputada Fatoumata Jawara o por la actual ministra de comercio, Isatou Touray, estas dos últimas detenidas por su defensa de los derechos de la mujer. Todavía no han superado el trauma y a muchos les cuesta hablar de su tiempo en prisión y de las torturas sufridas.

Conocimos también a la familia de Solo Sandeng, un opositor al dictador cuya detención y muerte por torturas, en abril de 2016, fue uno de los factores que desencadenó el cambio. Estuvimos con su hijo Mohammed que se ha prometido a sí mismo seguir con la lucha de su padre por la justicia, la igualdad y la libertad. 

Unas semanas antes de nuestro rodaje había comenzado la repatriación voluntaria desde el infierno libio de jóvenes gambianos atrapados en ese país en su intento de llegar ilegalmente a Europa. Omar, Saikou y Buba nos contaron las vejaciones y violaciones de sus derechos sufridos en Libia.

Buceamos también en la situación de las mujeres en Gambia, donde en diciembre de 2015, fue prohibida la ablación. Según Unicef, tres cuartas partes de las mujeres la han sufrido, como la activista Isatou Jeng, una joven fuerte que ahora lucha por mejorar la situación de las mujeres desde la Red contra la violencia de género. La nueva Gambia sigue anclada en la pobreza pero dispuesta a cambiar y mejorar como las mujeres del huerto cooperativa de Sanyang puesto en marcha con la ayuda de la ONG española Mujeres por Africa.

Kanilai, el pueblo del antiguo dictador, fue quizás el lugar más complicado para rodar. Es la plaza fuerte de los seguidores de Jammeh y hacía poco que se habían producido allí violentos incidentes. La situación era muy tensa. Esta es una de las amenazas a la seguridad con las que tiene que lidiar el nuevo gobierno gambiano. Pero también tiene que hacer frente a la nefasta situación de la sanidad, la educación, la electricidad o el agua potable. El dictador esquilmó los recursos del país.

¡Cómo no!, no podía faltar, en el país de Kunta Kinteh, una visita a Juffureh, el pueblo del esclavo más famoso de la historia y a la isla que lleva su nombre. Y no hay nada como vivir y oler el bullicio de lugares como la playa de Tanji, cuando, con la caída de la tarde, los pescadores regresan de la faena. Son de esas imágenes africanas que nunca desparecen de la retina de uno y que hacen a África tan especial.



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