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Vocabulario Fundamental. Viajes y Migraciones (14) Adónde migran los africanos


Recurrimos a dos de nuestras fuentes de documentación preferidas, El Orden Mundial (con dos artículos, uno en corto y el otro en profundidad) y  la productora audiovisual ARTE (con un documental) para conocer más sobre los patrones migratorios en África, prestando atención tanto a las migraciones intraafricanas (las más comunes), como las que tienen su destino fuera del continente. 

Las migraciones en África


El Orden Mundial 13.01.2019

Cuando hablamos de migraciones en África, suele cristalizar la creencia —errada— de que una enorme proporción de la población allí intenta trasladarse a otras regiones del mundo. Sin embargo, y con la única excepción del norte de África, cuya emigración es hacia otras zonas geográficas del mundo —por facilidades geográficas obvias—, en el resto del continente, es decir, en el África subsahariana, hay un interés limitado en acabar en otra zona del planeta y una realidad en acabar viviendo en un país cercano al natal.

Para millones de africanos, intentar trasladarse a otro país es la única manera de lograr mejores oportunidades económicas o un futuro más seguro. Así, no es casualidad que los grandes motores económicos africanos —Nigeria, Sudáfrica, Etiopía o Costa de Marfil— sean los lugares que más flujos migratorios reciben. En esa misma línea, los países con importantes conflictos o crisis abiertas, caso de Sudán, la República Democrática del Congo o Somalia, tengan flujos de personas que intentan salir de allí.

Tampoco deberían extrañar estas pautas migratorias dentro del continente. Trasladarse a un país vecino es más práctico por muchos motivos: es relativamente probable que la lengua sea la misma, las oportunidades económicas serán acordes a lo que los migrantes pueden ofrecer, es mucho más barato —emigrar a Europa es tremendamente caro, por ejemplo— y la facilidad para la integración es mayor al existir en muchos casos ya allí una diáspora asentada.

Otro factor llamativo es la inexistencia de grandes rutas migratorias que vayan del África subsahariana al norte del continente. El Sáhara actúa como importante barrera geográfica que lleva a buscar otras salidas a aquellas personas que desean emigrar, y solamente es una vía para aquellos que, de forma clandestina, tratan de llegar de países del Sahel a lugares como Libia, Argelia o Marruecos para tratar de llegar a Europa, aunque a nivel proporcional sean pocos.




Adónde migran los africanos



Mujeres en un camino en Nairobi. Fuente: Promise Tangeman

Pese a que pueda existir la percepción popular de que los migrantes africanos tratan de huir desesperadamente hacia el primer mundo, los datos disponibles revelan una realidad mucho más diversa y compleja. ¿Quién migra en África, por qué y adónde?

No es ningún secreto que en el imaginario popular África es a menudo retratada como un continente sumido en la pobreza y el subdesarrollo cuyos emigrantes no tienen más remedio que intentar exiliarse del conflicto y la miseria. Frecuentemente, al hablar de inmigrantes africanos, el significado se suele reducir a un éxodo desesperado de subsaharianos que tienen como objetivo cruzar el Mediterráneo en busca de una mejor vida en Europa. Determinadas retóricas alarmistas, con un importante calado en la sociedad, alimentan esta percepción, así como las imágenes impactantes de tragedias migratorias en los medios de comunicación.

Sería ingenuo afirmar que estas imágenes son irreales o que el drama no es tal, pero los datos disponibles sugieren que no se debe tomar este fenómeno como representativo del conjunto de las migraciones africanas. Los patrones migratorios en África, en general, no difieren sustancialmente de los de otros continentes: la mayoría de los africanos emigran hacia otro país africano, por trabajo, estudios o circunstancias personales. Y, además, lo hacen mediante cauces legales, con visados y pasaportes válidos.

El desarrollo, un incentivo para migrar

Es innegable que el conflicto y los desastres naturales hacen que millones de africanos se vean forzados a emigrar; de hecho, África es el continente con mayor número de refugiados y desplazados internos. Pero la inmensa mayoría de ellos lo hacen o bien dentro de las fronteras estatales o hacia los países aledaños; solo una pequeña parte pone rumbo hacia el norte, en busca de suelo europeo. En 2017 la cifra de refugiados en territorio africano sobrepasaba los 6,5 millones, mientras que la de desplazados internos superaba los 12. No obstante, en el grueso de las migraciones africanas entran en juego múltiples factores que no están asociados ni al conflicto ni a la pobreza extrema. Es más: pese a que pueda ser una percepción extendida, no suelen migrar los que menos tienen, sino aquellos que han conseguido cierto nivel adquisitivo como para poder asumir los costes del desplazamiento. Esta lógica también impera a nivel estatal: no son los países más pobres los que emiten más emigrantes; son aquellos que han adquirido un cierto grado de desarrollo.


El desarrollo de un país está estrechamente relacionado con su cantidad de emigrantes e inmigrantes

El desarrollo resulta un acicate para las migraciones más que un impedimento, dado que suele aumentar los recursos materiales disponibles, las redes sociales, la educación y el conocimiento. África es un continente emergente donde multitud de economías están creciendo a niveles muy esperanzadores, con lo que permiten un nivel de desarrollo que favorece la migración. Así, la mayoría de los africanos solo migra si tiene capacidades y aspiraciones personales para ello. Los que cubren distancias más largas suelen contar con ciertos recursos económicos y estar alfabetizados y cualificados, mientras que los más pobres y menos educados tienden a migrar menos y a destinos más cercanos.

En la decisión de migrar influyen múltiples factores, lo cual añade una extraordinaria complejidad al fenómeno migratorio africano. Entre ellos, indudablemente, figuran los económicos y políticos —búsqueda de empleo y de mejores oportunidades, calidad de la gobernanza, inseguridad, discriminación, desafección política, conflictos…—, pero también aspectos socioculturales, como los sistemas educativos, la etnicidad, el idioma o las redes y contactos en el exterior, aparte de las características personales y familiares del migrante. A ello hay que sumar los condicionantes medioambientales y climáticos, los demográficos —como la densidad y distribución de la población— y factores como el marco legal, el entorno político regional, las normas culturales, la acogida en el país de destino, el coste y la dificultad del viaje, la lejanía del destino o la disponibilidad de nuevas tecnologías.

Un continente en movimiento

En las últimas décadas, los avances en la integración regional africana, los mayores estándares de vida, las mejoras de las infraestructuras y de las tecnologías y el crecimiento demográfico han hecho que África sea, por delante de Asia, el continente que ha experimentado un mayor incremento relativo de emigrantes.

En 2017 había más de 36 millones de inmigrantes africanos en el mundo, tres cuartos más que a comienzos de siglo. Esta cifra, aparentemente elevada, convierte a África, pese a su gran tamaño y población, en el continente que menos migrantes origina —salvo América del Norte y Oceanía—: solo un 14% de los inmigrantes en el mundo son africanos. De hecho, más de la mitad de los africanos que viven fuera de su país de origen lo hacen en otro país de África; si no se contase el Magreb, la cifra ascendería hasta los tres cuartos. En general, los países con litoral mediterráneo guardan patrones de migración muy distintos a los subsaharianos: la amplia mayoría de los emigrantes magrebíes se marchan a otro continente. Europa, donde los vínculos históricos y las redes sociales son muy significativos, es su destino principal, si bien también hay una importante presencia de magrebíes en Oriente Próximo.

En el resto de África se migra mayoritariamente a los países vecinos o del entorno regional. En África occidental, por ejemplo, la zona más dinámica en cuanto a movilidad migratoria, casi todas las migraciones son intrarregionales. Esto es posible gracias a la porosidad de las fronteras, una larga tradición migratoria entre determinados países, la presencia transnacional de determinados grupos étnicos y a que la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao) prevé formalmente el libre tránsito de personas. También África oriental ejemplifica la fuerte conexión migratoria intraafricana: dos tercios de los migrantes tienen como destino otro país de la región.


Principales flujos de inmigración intraafricana

Por lo general, el patrón migratorio que prima en África es desde los países del interior hacia la costa o países con mayor nivel de desarrollo o terrenos más fértiles. La migración más prevalente es desde las áreas rurales más marginadas a los centros urbanos, donde suele haber mayores oportunidades, si bien este fenómeno coexiste con otros patrones: migraciones de una zona rural a otra por la posibilidad de acceso a tierras o el desarrollo de nuevas actividades; de una ciudad a otra; de la ciudad al campo —la aglomeración de personas en grandes centros urbanos también puede favorecer la precariedad y la marginalidad—, y migraciones circulares, dependientes fundamentalmente de las campañas agrícolas. El gran peso de la población rural en el fenómeno migratorio en África no resulta sorprendente si se tiene en cuenta que el 60% de la población al sur del Sáhara vive en el campo.

En general, suelen migrar más hombres que mujeres y la edad mediana se sitúa en los 31 años. Además, los africanos se mueven principalmente dentro del territorio nacional: los migrantes internos superan con creces a los internacionales, pero la dificultad de cuantificarlos dificulta conocer una cifra exacta.

De África al mundo

De los más de 17 millones de emigrantes africanos fuera de África, Europa acoge a más de la mitad. Esta población, sin embargo, es ligeramente superior a los inmigrantes europeos que viven en América del Norte. Sin considerar a los inmigrantes magrebíes, la cifra se reduce a poco más de cuatro millones, la mitad de ellos, aproximadamente, de ocho países subsaharianos. No es casualidad que los dos países europeos con mayor número de inmigrantes subsaharianos sean las otrora dos grandes metrópolis: en el Reino Unido viven en torno a 1,2 millones de subsaharianos, mientras que en Francia la cifra es cercana al millón. Estos países, junto con Italia y Portugal —provenientes en su mayoría de antiguas colonias—, acaparaban en 2017 casi tres cuartos de los subsaharianos en Europa.


Las rutas migratorias de África a Italia pasan principalmente por Libia

Pero el Viejo Continente no es el único destino de los africanos. En Estados Unidos viven más de un millón de inmigrantes subsaharianos. Canadá tampoco es un destino inusual y la emigración a Asia va in crescendo, particularmente desde el África oriental a los países del Golfo, como Arabia Saudí. También es remarcable la emigración desde el África austral a Oceanía, particularmente a Australia.

A tenor de los datos, no cabe duda de que, desde comienzos de siglo, las migraciones desde África al resto del mundo han aumentado notablemente en términos absolutos: hay en torno a 9 millones más de africanos fuera de su continente de origen. No obstante, la cifra apenas ha crecido un 5%, en detrimento de las migraciones intraafricanas. Este leve ascenso ha sido propiciado por el mayor porcentaje de africanos que han decidido marcharse a América del Norte y Asia. Por el contrario, el porcentaje de africanos —incluyendo magrebíes— que habían migrado hacia Europa en 2017 seguía siendo el mismo que en 2000.

A pesar de que el grueso de la emigración es intraafricana, la gran mayoría de las remesas —envíos de dinero— que reciben los hogares africanos proviene del exterior —Europa, principalmente—. En ello tiene que ver que el Magreb atesore tres quintos de las remesas que entran en el continente. Si a ello le sumamos que Nigeria acapara más de un tercio del total, el resultado es que el resto del África subsahariana, donde se ubican buena parte de los países más pobres del mundo, apenas recibe el 12% de las remesas a África.

El continente del futuro

Actualmente, la edad mediana de la población en África es de 19 años y medio, cifra que sería más baja si no se considerase el norte del continente. El 60% de la población africana tiene menos de 25 años y la media continental de nacimientos por mujer se sitúa en 4,43 —aunque decrece paulatinamente—. Ello, unido al vigoroso incremento de la esperanza de vida, hará que la población actual —1.256 millones de africanos, casi el 17% de la población mundial—, se duplique en apenas tres décadas. Para 2050 un cuarto de la población mundial habrá nacido en África y en 2100 se espera que la población en el continente alcance los 4.467 millones, lo que hará que cuatro de cada diez personas en el mundo sean africanas.

Este incremento exponencial de la población coincidirá con unas condiciones climáticas que se prevén más hostiles y que pueden tener el doble resultado de erosionar el medioambiente y espolear los conflictos. Solo con estas previsiones no resulta difícil vaticinar un aumento sustancial de las migraciones internacionales desde África. Pero, si además consideramos que en el resto de los continentes —salvo Norteamérica y Oceanía— la tendencia poblacional es el decrecimiento demográfico, particularmente acuciante en Europa, solo cabe esperar que el continente que dio origen a la especie humana sea el motor de rejuvenecimiento de un mundo cada vez más envejecido.

Todo parece indicar que el vigor de las migraciones africanas es irreversible y, además, que aquellas que actualmente son marginales, las extracontinentales, tenderán a incrementar su relevancia con el paso de las décadas. Ante este panorama, tratar de impedir unos flujos migratorios que se presumen inevitables no parece que sea la opción más efectiva a largo plazo. Por ello, en primer lugar, resulta razonable incidir en el fomento de un desarrollo sostenible mediante el que las naciones africanas puedan dar abasto por sí mismas a toda la demanda laboral que se incorporará progresivamente a unos mercados laborales que ya se encuentran en buena medida saturados. Y, en segundo lugar, parece propicio avanzar multilateralmente hacia una gestión más eficiente y responsable del creciente fenómeno migratorio, que sea capaz de aprovechar las oportunidades que este presenta y prevenir sus potenciales secuelas.


La integración en grandes bloques económicos como la Cedeao —más conocida por sus siglas en inglés, ECOWAS— contribuye al desarrollo de los países africanos

En este sentido, se están dando pasos favorables en África, como el protocolo de la Unión Africana sobre libre movimiento de personas y derecho a residencia y establecimiento, firmado en marzo de 2018 como complemento del área de libre comercio a la que se han comprometido 44 países. No obstante, la experiencia de las normas de libre circulación ya existentes en organizaciones como la Cedeao, el Mercado Común de África Oriental y Austral o la Comunidad Africana Oriental invitan a ser cautos, ya que no suelen aplicarse en su totalidad. En África el panorama social, además del legal, de los inmigrantes dista también de ser idílico. El recelo hacia el inmigrante, los abusos a sus derechos, las deportaciones y la xenofobia, presentes alrededor del mundo, también encuentran arraigo en el continente africano desde las propias independencias nacionales.

En cualquier caso, se ha de ver con buenos ojos el lanzamiento de iniciativas africanas —no solo en el ámbito migratorio, sino en el político, del desarrollo o de la seguridad— que cuenten con el apoyo de socios extracontinentales en vez de a la inversa. Los proyectos intervencionistas con tintes mesiánicos ideados desde el exterior suelen resultar insuficientes y anteponer el interés foráneo al africano. Una África para los africanos será una África más próspera, y ello repercutirá a buen seguro en el bienestar del mundo entero.

Vocabulario Fundamental. Droga (22) La locura del Tramadol en Togo


Este documental de la productora ARTE dirigido por Catherine Monfajon en 2019 nos muestra como el tramadol, un fármaco analgésico clasificado oficialmente como opioide débil, está causando estragos en Togo, al igual que en muchos países africanos. Se utiliza para superar la fatiga y resistir mejor el trabajo duro, pero debido a la falta de información y prevención, sus consumidores descubren demasiado tarde lo adictivo que es.




Desde Costa de Marfil hasta Libia y desde Egipto hasta Gabón, millones de africanos consumen este analgésico, pero no para paliar el dolor, sino como un estimulante capaz de vencer el cansancio. Paradójicamente, la epidemia de los opiáceos en Estados Unidos (y luego en muchos otros países) se originó con las intenciones médicas de prescribir medicamentos contra el dolor, algo que las farmacéuticas aprovecharon rápidamente para inundar el mercado con un analgésico que solía ser héroe y ahora es, para muchos, villano: el Tramadol.

Pocas regiones han escapado de la epidemia, en especial en la última década, y el norte de África no contó con esa suerte. Millones de habitantes están siendo víctimas de este enemigo silencioso, con poderosas propiedades, tan analgésicas como psicoactivas, y que la Organización Mundial de la Salud mantiene en la mira desde hace varios años. "En paralelo al rápido aumento de la utilización médica del Tramadol en todo el mundo, ha habido informes de dependencia y abuso", señaló la entidad.

Togo es uno de los países más pequeños de África. Y también uno de los más afectados por la crisis de los opioides. Zico, un motociclista que vive en la capital Lomé, acudió al Tramadol huyendo de la fatiga y de las intensas jornadas laborales, pero hace tres años no puede prescindir de él. "Desde que tomo Tramadol puedo trabajar mucho más. Me tomo dos al día. Me sienta bien, me da energía para rendir más". Su vida sexual también mejoró considerablemente.

En el mercado negro, la distribución del Tramadol y su potencia está fuera de control

No hay cifras exactas del número de consumidores de este analgésico en África, pero sí es evidente que la historia de Togo se repite en muchos países, en especial en la parte norte. Y aunque su distribución es controlada, no lo es con la misma intensidad en el mercado negro, en donde el Tramadol, a menudo conocido como Paracetamol, está presente con más de cien nombres comerciales distintos.

Uno de los riesgos asociados a su consumo, más allá de su autenticidad, es la dosis. El mercado negro proporciona una más elevada que, a su vez, genera una mayor adicción. Mientras que la dosis permitida en Togo son 50 miligramos, es común encontrar este fármaco en cantidades personales de hasta 250 miligramos.

Según el ministro de Seguridad, Damehame Yark, "esto nos afecta a toda la sociedad. No podemos excluir un grupo y decir que no está afectado porque mañana puede convertirse en un escándalo o en una catástrofe". Por eso, afirma, es necesario tomar medidas preventivas para abordar el problema de raíz: "con la ayuda de la Oficina de las Naciones Unidas para la Droga y el Delito y otras agencias, se debe establecer un sistema para disuadir a los fabricantes".

"Prohibirlo sería injusto y un crimen. El paracetamol es muy flojo y nos solemos quedar sin morfina"

El uso de fármacos sin prescripción médica se está convirtiendo en una gran amenaza para la salud pública mundial, según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC). En su más reciente informe publicado este año y con datos de 2017, la entidad aseguró que la escasa información que se dispone sobre la oferta de Tramadol con fines no médicos apunta a que este se fabrica ilícitamente en Asia meridional y desde allí se introduce en los países africanos y algunas zonas del Medio Oriente.

La cantidad de Tramadol incautada en el mundo alcanzó la cifra récord de 125 toneladas en 2017. "La respuesta a su uso indebido pone de manifiesto las dificultades que tienen los países para encontrar un punto de equilibrio entre permitir el necesario acceso a ese fármaco con fines médicos, atajar su uso indebido y al mismo tiempo combatir la delincuencia organizada y el tráfico".

Algunos países como Egipto han pedido la prohibición completa del Tramadol, pero se han encontrado con la oposición de los profesionales de la salud. En el hospital estatal de Lomé, la capital de Togo, este medicamento es indispensable para tratar a los niños con cáncer. "Prohibirlo sería injusto y un crimen. El paracetamol es muy flojo y nos solemos quedar sin morfina", dice uno de sus médicos.

Sin embargo, el Tramadol no deja de ser un derivado del opio, y aunque es clasificado como un opioide débil, una dosis normal puede generar adicción y a veces graves efectos secundarios como alucinaciones, crisis epilépticas y respiratorias, que pueden provocar el coma o la muerte. Esto sucede en especial cuando las dosis son de más de 400 miligramos al día y se complementan con otras sustancias como el alcohol.

La de los opiáceos, una crisis que no es nueva

Opioides u opiáceos son sustancias que actúan en el sistema nervioso para aliviar el dolor, pero que pueden resultar sumamente adictivas si se abusa de su consumo. No solo hacen referencia a drogas ilegales como la heroína, o sintéticas como el fentanilo, sino pastillas usadas en la medicina tradicional como la morfina.


Cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, declaró en octubre de 2017 una "emergencia de salud pública", lo hizo motivado por las 64.000 muertes que, un año antes, habían sido causadas por sobredosis de droga, principalmente por el abuso de los opioides.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades calcularon que la llamada "crisis de opioides" mató a 400.000 personas entre 1999 y 2017 en ese país. Muchos se atreven a decir que su influencia es más grande que la de la heroína.

Vocabulario Fundamental. Viajes y Migraciones (13) Las personas del Aquarius, un año después

En junio pudimos ver en El Intermedio, uno de los programas televisivos indispensables del Juez Roy Bean, una entrevista de Gonzo a dos de los más de 600 migrantes y/o refugiados que el año pasado llegaron al puerto de Valencia en tres barcos de rescate, el más conocido el Aquarius siendo incluso recibidos por la vicepresidenta Carmen Calvo, lo que nos daba esperanza de que al fin tuviéramos unos gobernantes sensibles al tema de las migraciones forzadas, uno de los grandes dramas de nuestro tiempo. 


Un año después parece cada vez más claro que fue un acto más de postureo de nuestros políticos nacionales y europeos, que se pasan las responsabilidades los unos a los otros en el tema, mientras personas reales mueren o, las más afortunadas, son recibidos por ONG que poco pueden hacer más por ellos que atenderlos en su llegada e intentar ayudarles en sus procesos de solicitud de asilo. Mientras, sus vidas permanecen en suspenso. Ahora nos las cuentan. 


¿Cómo ha cambiado la situación de los migrantes que viajaron a bordo del Aquarius?: Responden dos refugiados

Mok Kamara y Emilu Sini viajaron como refugiados a bordo del Aquarius. ¿Cómo vivieron desde dentro el momento en el que supieron que ningún país quería acogerles?, ¿ha cambiado su situación desde que viven en España? Gonzo les entrevista en El Intermedio, para conocer a fondo sus historias.

laSexta.com / Madrid 19/06/2019 

Hace un año el Gobierno de Pedro Sánchez permitió desembarcar en puerto español al Aquarius, un barco que acogía a 629 migrantes y que ningún país europeo se prestó a recibir. Gonzo entrevista a dos de las personas que viajaron a bordo del Aquarius. ¿En qué situación se encontraban en las balsas de plástico en las que iban antes de que llegase el Aquarius?

"El agua empezó a entrar, había una mujer embarazada, nos vio un helicóptero y se comunicó con el Aquarius, que vino a rescatarnos", explica Mok Kamara. Después del viaje tan duro que recorrieron desde su país de origen, les tocaba hacer frente a una situación que no se esperaban: no había países europeos que quisieran recibir al Aquarius. ¿Cómo se sintieron en aquel momento?

"No olvidaré ese momento en mi vida. Éramos 600 personas en un solo barco... Italia nos rechazó, Malta y otros países. Cuando nos enteramos de que España nos aceptaría no podíamos estar más felices", relata Kamara.

Emily Sini explica que cuando llegó el bote de Salvamento les dijeron que ningún país se haría cargo de ellos: "Nos dijeron que lo mejor es que nos devolviesen a Libia. Yo le dije que si nos volvíamos a Libia, saltaría al agua, porque allí no tengo vida. El capitán se asustó", recuerda.

La acogida del Aquarius llevó a pensar que España comenzaría un cambio en la manera en la que trataría a los migrantes. Un año después, ¿piensan ellos que España trata bien a los migrantes africanos?

"Pedro Sánchez, cuando nos aceptó, nos prometió que nos iba a dar documentos. Cuando estábamos dentro del barco la gente decía que éramos afortunados, pero estamos decepcionados. Agradecemos a España lo que ha hecho, pero en otros países ya tienen papeles, nosotros no tenemos ningún permiso para estar aquí", critica Kamara.

De cara a un futuro, Sini asegura que no se quiere ir, pero necesita los documentos definitivos para quedarse aquí. Por su parte, Kamara insiste en que necesitan protección: "Vivir aquí es ilegal para nosotros, y eso es malísimo. En cualquier momento nos echan del país".

Y lanza un mensaje final al Gobierno: "Le rogamos, después de un año, que continúe con el proceso de asilo".

Vocabulario Fundamental. Periodismo y Periodistas (40) '3 cámaras robadas', grabar la represión policial en Sahara Occidental


Cortometraje documental grabado por Equipe Média que ilustra la vida cotidiana de los periodistas saharauis y los riesgos que asumen para mantener sus cámaras documentando la represión que el gobierno marroquí sobre la disidencia saharauí.

Los miembros de Equipo Mediático de Sahara Occidental luchan por mantener sus cámaras. Las usan para documentar las violaciones de derechos humanos del reino de Marruecos en la última colonia africana – Sahara Occidental.

Marruecos no deja que periodistas extranjeros entren en el territorio ocupado y las únicas imágenes que logran salir son las que Equipe Media captan en secreto, escondidos en azoteas tomando grandes riesgos. Graban demostraciones pacíficas que son violentamente reprimidas por la policía y las fuerzas armadas. También graban testimonios de la violencia que los Saharauis enfrentan en su vida cotidiana. Esto es una historia sobre romper la censura absoluta con imágenes únicas de un área donde las autoridades marroquíes logran implementar un bloqueo mediático casi total.


Palabras del director: Este proyecto es el resultado de la colaboración entre dos grupos, Equipo Mediático y RåFILM. Para enfatizar la importancia del trabajo colectivo no nombramos individuos sino vemos los grupos como los creadores de la película.

Equipo Mediático trabaja en Sahara Occidental bajo constante opresión ya que sus actividades son consideradas illegales y hay un riesgo constante de ser encarcelado. Como grupo tienen algunas personas que ocupan roles públicos de representación y otros que trabajan de manera escondida. De tal manera el grupo se vulve menos vulnerable a la represión Marroquí. El objetivo del grupo es distribuir sus películas rápidamente a través de los medios de comunicación social.

RåFILM trabaja en Suecia basados en la idea de que los miembros se apoyen mutuamente y compartan sus conocimientos. Normalmente trabajan en proyectos y procesos largos con mucho tiempo para distribuir las peliculas a un público amplio.

Juntos, los grupos usan el poder del trabajo colectivo para crear cambio social. En 3 Stolen Cameras han usado material único de Sahara Occidental para hacer un documental que puede alcanzar un público amplio. El objetivo es concientizar el público sobre la situación en Sahara Occidental y la ocupación ilegal en el cual los países mas ricos del mundo son cómplices. 

El documental 5 Broken Cameras, sobre la lucha en Palestina hecho por Emad Burnat y Guy Davidi, ha sido una inspiración para el tema de la película. La ocupación de ambos paises son similares con la gran diferencia que la ocupación de Sahara Occidental es mucho menos conocida y casi ausente en los medios de comunicación.

Los creadores de 3 Stolen Cameras exigen que las autoridades marroquís inmediatamente liberen los tres miembros de Equipo Mediático que se encuentran encercelados. Banbari Mohamed sentenciado a seis años de prisión, Bachir Khada sentenciado a 20 años de prisión y Lekhfaouni Abdaiahi sentenciado a cadena perpétua.

Un mundo mejor es posible (49) Chimamanda Adichie: el peligro de una sola historia

Desde la semana pasada asisto a un interesantísimo curso en La Casa Encendida de Introducción a la Realidad Africana. El primer día nos pusieron esta charla TED en la que la escritora nigeriana Chimamanda Adichie nos habla de su historia personal, de cómo su temprana pulsión de leer libros anglosajones le iba inoculando la dulce ponzoña del racismo sobre sí misma, sobre su propia raza. Sobre por qué el poder no es sólo la capacidad de contar una historia sobre alguien sino también la de hacer que esa historia sea la definitiva. Algo que por cierto rige para todos los prejuicios e ignorancias humanas. Sólo el descubrimiento, años después, de la literatura africana le liberaría de ese peso para poder construir su propia historia como escritora, para crear historias sobre gente como ella misma. 

La consecuencia de la historia única es robarle a la persona su dignidad. 
Nuestras vidas, nuestras culturas, están hechas de muchas historias interrelacionadas. La novelista Chimamanda Adichie cuenta cómo encontró su voz cultural auténtica y advierte que si solo escuchamos una historia sobre una persona o un país, corremos el riesgo de caer en una incomprensión grave.

Un mundo mejor es posible (46) Gambia sonríe de nuevo


Intentamos impregnarnos con algo de optimismo con En Portada, que nos lleva a Gambia, pequeño país de la costa occidental africana de turbulento pasado y esperanzador presente pues se ha convertido en una referencia democrática en África. Su transición es un modelo pero no está exento de amenazas. El pasado enero, en un hecho sin precedentes en la historia reciente de África, caía el régimen del dictador de Gambia con cierta resistencia pero sin derramamiento de sangre, hecho que dio paso a la democracia. Pilar Requena y su equipo nos explican cómo el pueblo de Gambia lo ha conseguido.





Gambia sonríe de nuevo 


Durante muchos años los turistas visitaron la Costa Sonriente de África, como también se conoce a Gambia, ignorando que detrás del sol, la playa y el mar, se escondían las más atroces violaciones de los derechos humanos. Durante 22 años el país estuvo sometido a la terrible represión de un dictador, Yahya Jammeh, un iluminado que creía tener la cura para el SIDA y otras enfermedades y que llegó al poder en 1994 por un golpe de estado.

Pero todo empezó a cambiar a partir de las elecciones de diciembre de 2016. Una coalición opositora con Adama Barrow al frente ganó las elecciones presidenciales. Comenzaba el principio del fin para el dictador, Se negó a abandonar el poder hasta que fue obligado a irse al exilio ante la amenaza de una intervención militar de la ECOWAS (Comunidad Económica de Países del África Occidental). El país más pequeño del continente africano y uno de los más pobres del mundo empezó a ser visto como modelo para acabar con regímenes dictatoriales o autocráticos a través de una combinación de diplomacia y amenaza militar.

Decidimos que sería interesante ver cómo recuperaban la sonrisa, la confianza y la esperanza sus habitantes y recordar las atrocidades cometidas por el dictador. Un periodista y activista de derechos humanos, Sainey MK Marenah, que volvió del exilio tras la caída del dictador, fue nuestro cicerone y también el hilo conductor de este reportaje. Cuando le conocimos, estaba empezando de nuevo.

Estuvimos con varios antiguos presos políticos, algunos como Sainey también acabaron en el exilio. Ellos son los protagonistas principales de nuestra historia y la muestra también de que nadie se libraba, si se oponía al dictador, de acabar en sus mazmorras, la peor la llamada cárcel del infierno Mile 2, a la que el dictador denominaba su hotel de cinco estrellas.


Desde el actual ministro de Asuntos Exteriores, Ousainou Darboe, líder de la oposición a Jammeh, hasta el músico de kora, Pa Bobo Jobarteh, pasando por el imán Baba Muktar Liegh, por la ahora diputada Fatoumata Jawara o por la actual ministra de comercio, Isatou Touray, estas dos últimas detenidas por su defensa de los derechos de la mujer. Todavía no han superado el trauma y a muchos les cuesta hablar de su tiempo en prisión y de las torturas sufridas.

Conocimos también a la familia de Solo Sandeng, un opositor al dictador cuya detención y muerte por torturas, en abril de 2016, fue uno de los factores que desencadenó el cambio. Estuvimos con su hijo Mohammed que se ha prometido a sí mismo seguir con la lucha de su padre por la justicia, la igualdad y la libertad. 

Unas semanas antes de nuestro rodaje había comenzado la repatriación voluntaria desde el infierno libio de jóvenes gambianos atrapados en ese país en su intento de llegar ilegalmente a Europa. Omar, Saikou y Buba nos contaron las vejaciones y violaciones de sus derechos sufridos en Libia.

Buceamos también en la situación de las mujeres en Gambia, donde en diciembre de 2015, fue prohibida la ablación. Según Unicef, tres cuartas partes de las mujeres la han sufrido, como la activista Isatou Jeng, una joven fuerte que ahora lucha por mejorar la situación de las mujeres desde la Red contra la violencia de género. La nueva Gambia sigue anclada en la pobreza pero dispuesta a cambiar y mejorar como las mujeres del huerto cooperativa de Sanyang puesto en marcha con la ayuda de la ONG española Mujeres por Africa.

Kanilai, el pueblo del antiguo dictador, fue quizás el lugar más complicado para rodar. Es la plaza fuerte de los seguidores de Jammeh y hacía poco que se habían producido allí violentos incidentes. La situación era muy tensa. Esta es una de las amenazas a la seguridad con las que tiene que lidiar el nuevo gobierno gambiano. Pero también tiene que hacer frente a la nefasta situación de la sanidad, la educación, la electricidad o el agua potable. El dictador esquilmó los recursos del país.

¡Cómo no!, no podía faltar, en el país de Kunta Kinteh, una visita a Juffureh, el pueblo del esclavo más famoso de la historia y a la isla que lleva su nombre. Y no hay nada como vivir y oler el bullicio de lugares como la playa de Tanji, cuando, con la caída de la tarde, los pescadores regresan de la faena. Son de esas imágenes africanas que nunca desparecen de la retina de uno y que hacen a África tan especial.



Globalización, capitalismo y otros resortes de poder (65) 'Last days': los horrores tras el marfil



En 2014 la cineasta estadounidense Kathryn Bigelow (ganadora del Oscar por 'The Hurt Locker') dirigió 'Last days', un corto animado que en poco más de tres minutos se sumergía en el cómo y el por qué de las masacres de elefantes que llevan asolando enormes zonas salvajes africanas desde hace décadas, con más de 20.000 paquidermos asesinados cada año, una cadencia destructiva que compromete seriamente a la especie rumbo a la extinción en poco más de una década.

La inocente compra de una talla de marfil en un mercado asiático (u occidental) acciona el primer resorte en la brutal muerte de un ser vivo maravilloso en una cadena perversa de talleres ilegales, explotación humana, tráfico de armas con destino las múltiples guerras de la región y financiación directa de grupos terroristas africanos -como Al Shabaab, Boko Haram, los Janjaweed o el Lord's Resistance Army (LRA) del tristemente célebre Joseph Kony, entre otros- que operan en el Centro y Este de África.

Bigelow retrata con crudeza este círculo vicioso de crueldad y muerte alimentado por un furtivismo bien armado y motivado ante el que poco pueden hacer los apenas 2000 Rangers y voluntarios que intentan proteger los 355 parques nacionales africanos. De hecho, sólo en el Parque Virunga (del que el Juez Roy Bean es orgulloso donante y sobre el que ya publicamos un post hace un tiempode República Democrática del Congo en los últimos 15 años han sido asesinados 140 guardias.


Sin embargo, hace unos meses una esperanza para la especie, pues a finales del 2016 el gobierno chino de Xi Jinping, ante la presión de gobiernos y conservacionistas, hizo el anuncio histórico de prohibir todas las actividades de procesamiento y venta de marfil a lo largo de 2017. El marfil es muy buscado en China, donde los objetos tallados (escenas budistas, tijeras o palitos) son muy apreciados por coleccionistas y consumidores. La cantidad de marfil disponible en las tiendas autorizadas legalmente a vender en China y su precio también disminuyeron, reflejando una caída de la demanda en el primer mercado mundial de marfil. 

La caída del crecimiento económico chino, la lucha contra la corrupción y la toma de conciencia de las consecuencias devastadoras de la caza furtiva son la causa de esta disminución. Según Iain Douglas-Hamilton fundador de Save the Elephants hasta ahora "pocos chinos relacionaban los productos de marfil con la muerte de los elefantes", pero las campañas mediáticas han favorecido esta toma de conciencia.

Si bien esto no pone fin a todo el tráfico ilegal, se trata de una medida en la buena dirección tomada por un país que hasta hace poco tenía el mayor mercado de marfil del mundo.


De hecho, una estadística de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas en Sudáfrica determinó que el 70 por ciento del comercio mundial de marfil terminaba en China, el resto en Emiratos Árabes Unidos o Singapur. Esto está haciendo que las muertes de elefantes y sobre todo los precios del marfil estén cayendo con fuerza, aunque habrá que ver qué pasa con el mercado negro (en el que se sigue consiguiendo y procesando marfil) y con los millones de colmillos que los grandes comerciantes mantienen en almacenes, previendo que algún día llegaría esta prohibición.

El tráfico con especies animales en peligro es aún el cuarto sector en la economía delictiva del mundo (tras el tráfico de drogas, armas y personas), triste honor conseguido por lo peor de nosotros mismos, mediante la aniquilación millones de inapreciables vidas en aras de la crueldad, la codicia y la vanidad humanas.

Un mundo mejor es posible (42) El barco de los cirujanos




Darle al interruptor y que se encienda la luz. Abrir el grifo y que salga agua. Llegar a casa en invierno después de un duro día de trabajo y darnos una ducha caliente. Estar enfermos e ir al médico... Dicho así, suena todo normal, tan normal como nos resulta acceder a ello, pero ¿Qué pasaría si no fuese todo tan sencillo?

Hablemos, por ejemplo, de la salud. Ante una dolencia o enfermedad no perderíamos tiempo y con un tratamiento adecuado podríamos mejorar rápidamente. Un privilegio al que no todos, lamentablemente, pueden acceder. Pero ahí están ellos, un grupo de personas que nos hacen recuperar la esperanza en la raza humana. 

'El barco de los cirujanos'

Hoy presentamos 'El barco de los cirujanos' (The surgery ship - Madeleine Hetherton, 2013) un documental tan duro como necesario sobre el Africa Mercy, 'El barco de los cirujanos', que lleva más de veinte años recorriendo distintos países de la costa africana realizando intervenciones médicas gratuitas. 

Es el hospital flotante más grande del mundo, donde voluntarios sanitarios de más de cuarenta países, se embarcan durante meses para salvar a cientos de pacientes desahuciados. A él llegan casos terribles que en muchos casos se han producido por enfermedades o lesiones que si se hubieran tratado en su debido momento no se habrían complicado tanto para quienes las padecen. Grandes tumores, deformaciones congénitas, heridas de guerra, son algunas de las patologías que los cirujanos abordan en los cuatro quirófanos instalados en el barco, financiado exclusivamente a través de donaciones.


Personal sanitario voluntario que dejan todo en su tierra de origen y se embarcan durante un año, en esta ocasión en Guinea, donde diagnosticarán a más de tres mil personas y operarán con éxito a otras tantas. 

"Pensé, esto es lo que quiero, salvar vidas y cambiar el mundo", afirma orgullosa una doctora australiana en 'El barco de los cirujanos', que posee su propia página web www.nde.ong www.mercyships.org

"Cuando te encuentras en este entorno, la necesidad de ayudar resulta embriagadora y una vez que empiezas, no puedes parar", dice satisfecho otro de los cirujanos en este altruista documental.

Tratan muchas enfermedades existentes en Occidente, pero que en los países africanos no reciben atención médica adecuada y en muchas ocasiones terminan siendo letales. "No teníamos dinero, no le podíamos llevar al hospital. La primera vez que pisó un hospital fue cuando llegó el barco", cuenta agradecido el padre de una niña con un enorme tumor en la cara.

"Es una sensación única, cuando le entregas una tarjeta que dice: ven a vernos, te hacemos una cirugía gratis y tu vida cambiará para siempre", dice otra de las cirujanas, que trabajan en el barco de la entrega, la generosidad y la disponibilidad.