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Vocabulario Fundamental. Infancia (36) Infancia en guerra 11 'Aquel no era yo', de Esteban Crespo

"Ser un soldado no es difícil: o te acostumbras o te matan. Lo más duro es conseguir vivir con tus recuerdos y volver a ser tú mismo después de hacer lo que has hecho"

Si ayer presentábamos 'Voice Over' y la retahíla de premios y nominaciones que ha cosechado desde su publicación hoy lo hacemos con "Aquel no era yo", otro de los cortos que compiten con éste en la nominación de los premios Goya, además de haber recibido 45 premios en 38 festivales que están en este enlace.

El cortometraje 'Aquel no era yo', escrito y dirigido por Esteban Crespo, cuenta la historia de un cruce en una carretera perdida en un país africano  indefinido en el que dos cooperantes médicos españoles y unos niños soldado africanos se encuentran, bajo los designios irracionales de las putas guerras. 

Kaney es un niño soldado de un país africano. Con él viven muchos otros niños soldado, acatando las órdenes del hombre que se ha convertido en su padre, el General del Ejército Rebelde (Babou Cham). Paula (Alejandra Lorente) es una cooperante española llegada a África siguiendo a su pareja, Juanjo (Gustavo Salmerón) con el objetivo de ayudar y de rescatar a los niños soldado que allí viven. En un puesto fronterizo, Paula y Kaney se encuentran y ése será el punto de partida de esta dramática historia, en un escenario de miedo, violencia, terror y redención. Dos de estos personajes, Paula y Kaney, cuyas vidas en principio no tendrían nada en común, llegarán a unirse irremediablemente tras un disparo. Un disparo que quita una vida pero proporciona otra.

Como dicen sus creadores: "'Aquel no era yo' nació por el deseo de mostrar la dureza de la realidad de los niños y niñas soldado y lo que muy pocas veces vemos, sus secuelas. Y por otro lado, por el deseo de homenajear la labor altruista y llena de ideales de las personas que arriesgan su vida por mejorar la de los demás."

Cómo dice un niño ex-soldado del conflicto de Sierra Leona: “Ser un soldado no es difícil: o te acostumbras o te matan. Lo más duro es conseguir vivir con tus recuerdos y volver a ser tú mismo después de haber hecho las cosas que has hecho”. Un corto claramente Bean-recomendable al que deseamos suerte y el reconocimiento que merece en los Goya. 

Si quieres firmar para pedir que España no venda armas a países en los que se utilizan niños soldado, este es el enlace

Vocabulario Fundamental. Infancia (35) Infancia en guerra 10 Los niños de Siria


Omar: "He visto lo que mucha gente ni se imagina, aviones, misiles, metralletas, tanques, he tenido mucho miedo."

Rojda: "Estaba en la escuela cuando bombardearon el edificio. Mi madre vino y nos escondimos lejos del Ejército sirio."

Hasan: "Mi mano está un poco torcida por la metralla en el cuello. Ahora suelo usar la mano izquierda para llevar el bidón de agua"

Omar: "Comenzamos a acostumbrarnos a la guerra, dormíamos, incluso, cuando los helicópteros bombardeaban nuestros refugios."

"En mis sueños voy a mi antiguo pueblo y veo los fantasmas de mis amigos. Los veo y veo gente que recibió disparos y todavía está viva y alguna con la cabeza cortada. Me despierto y no me puedo volver a dormir."


Infancia en guerra - Siria 

Esta entrada que hoy publicamos dentro de nuestra serie sobre la infancia comenzó a gestarse dentro de un post sobre la Gran Guerra Siria que estamos preparando desde hace tiempo, pero según íbamos acumulando información, reportajes, imágenes o testimonios decidimos crear una publicación específica en nuestra etiqueta sobre las infancias para recoger cómo la guerra está impactando sobre los niños sirios. Y saberlo a través de sus propias palabras.  

Niños sometidos a un aprendizaje acelerado sobre lo peor del ser humano, preadolescentes que en breve tiempo han aprendido a diferenciar los distintos proyectiles y armas que les atacan o en qué zona caerá un obús solo con escuchar su disparo. 





Estos niños han nacido en el peor escenario, expuestos a una de las peores situaciones a las que puede verse sometido un ser humano: la guerra. Cuando estalló el conflicto, hace ya seis años, algunos de estos niños sirios aún no habían nacido mientras que otros tenían apenas uno o dos años, por lo que en su más tierna infancia tuvieron que dejar su casa, sus juguetes, su colegio, sus familias, sus amigos... Desde sus primeros días de vida les obligaron a perder su infancia.

En la guerra siria, entre bombas, disparos y explosiones mueren en silencio para el resto del mundo. Al menos 652 niños perdieron la vida en 2016 en sus hogares, en escuelas, hospitales, parques o en la calle, víctimas tanto de las fuerzas gubernamentales como de las milicias opositoras. 

Según un informe de Unicef, más de 8 millones de niños necesitan ayuda humanitaria urgente, 5,8 millones siguen en Siria bajo el fuego de las bombas (12 veces más niños que en 2012) y 2,3 millones viven como refugiados en los países vecinos: Líbano, Jordania, Iraq, Turquía y Egipto. Los más vulnerables son los 2,8 millones que están en zonas de difícil acceso, incluyendo a 280.000 en 13 áreas que siguen sitiadas; su acceso a la ayuda es prácticamente nulo.

Hoy sus miradas reflejan el sentimiento de crecer en una guerra, sin patria ni hogar. Con las consecuencias de actos inhumanos que los convierten en las principales víctimas de esta situación. Porque tras cada mirada se esconde un niño con una historia con la que deberá cargar toda su vida. Están aquellos que se han quedado completamente solos o a cargo de sus hermanos a pesar de su corta edad, también aquellos quienes han perdido a su padre por lo que corren el riesgo de convertirse en apátridas ya que las madres sirias no pueden dar su nacionalidad a los hijos de su sangre, nacidos en el exilio. Desamparo y desolación, que ellos interiorizan como pueden.


Infancia robada

Seis años después del estallido del conflicto, muchos viven en campos de refugiados en Jordania, Líbano o Turquía que no dan abasto, donde las condiciones están lejos de ser las adecuadas para quienes llegan allí huyendo de la guerra. Otros muchos siguen viviendo en zonas de guerra en un país en constante conflicto, intentando escapar de ciudades destruidas en las que un día su vida se pareció a la de cualquier otro niño.

Estos niños estarán marcados para el resto de su vida con consecuencias terribles para su salud, su bienestar y su futuro
. La magnitud del sufrimiento no tiene precedentes. Miles de niños sirios sufren ataques a diario, sus vidas han dado un vuelco, son víctima de las armas, pero también del hambre, la desnutrición y las enfermedades. Según recoge Save the Children en su informe 'Childhood under siege'en un estudio realizado por la Sociedad Médica Sirio-Americana, de 560 muertes en zonas sitiadas, un 46,6% eran menores de 14 años. Muchas de las muertes se deben a causas evitables como la ingesta accidental de veneno mientras buscan comida, la falta de cuidados médicos de emergencia, la escasez de medicamentos básicos, complicaciones durante el parto y en áreas bajo asedio continuo, malnutrición crónica y deshidratación.



Niños soldados

Como si todas estas atrocidades a las que se ven expuestos como sujetos pasivos de esta guerra fuesen pocas, está también muy documentado el uso de niños como combatientes. Según el citado informe de Save the Children, un total de 362 casos de reclutamiento de menores habían sido verificados en abril del año 2016. Una triste y cruel realidad que podemos ver reflejada en vídeos distribuidos por los propios grupos en los que busca captar a más niños y jóvenes enseñándole la experiencia de otros en su misma condición. 

Además, a la mayoría se les convenció para el combate por un sueldo de aproximadamente 360 euros mensuales, cantidad suficiente para disuadir a las familias a alistar a sus hijos e hijas, en situaciones de extrema pobreza. En otros casos los menores se alistan voluntariamente en grupos insurgentes para combatir con sus propias manos y poder así vengar las muertes de sus familiares o amigos.


Daesh y sus niños armados

El caso más preocupante en el uso de niños combatientes es el de Daesh, tanto por el número de niños secuestrados como por el desvarío de su ideología, que cuenta con la existencia de centros de entrenamiento en zonas rurales de Alepo, Raqqa y Dayr al Zawr donde entrenan militarmente al menos a 124 menores de entre 10 y 15 años. Además, se han verificado 18 casos de niños de hasta siete años de edad combatiendo. Niños en primera línea de combate, niños espías, niños francotiradores, niños enfermeros y niños dedicados a tareas logísticas o transporte de municiones.

Pero hay más, los niños son también reclutados para el terrorismo suicida. Tras su adoctrinamiento, por su fácil manipulación y sin que hayan llegado a elaborar una idea certera sobre la muerte, estos chicos y chicas se ven abocados al final precipitado de sus cortas vidas. Estos entrenamientos para la guerra se ven favorecidos por su alta tolerancia a la violencia ambiental y cotidiana, el odio y la falta de expectativas adecuadas a sus necesidades.



La situación de las niñas es de extrema gravedad ya que la violencia sexual contra las menores en las zonas controladas por Daesh es cada vez mayor. Las niñas son muy vulnerables, sufriendo matrimonios forzados con los combatientes; aquellas de otras minorías étnicas y religiosas como las yazidíes, siguen siendo secuestradas y vendidas para ser utilizadas como esclavas sexuales.

Una niñez sin educación

Siria poseía un sólido sistema educativo antes de la guerra con una escolarización de casi el 100 % de los niños en edad escolar primaria y del 70 % de los niños en edad escolar secundaria. De acuerdo con el censo del año 2004, la tasa de alfabetización en Siria era del 79,6 %: el 86 % de los hombres y el 73,6 % de las mujeres estaban alfabetizados. En 2002, se declaró la educación obligatoria y gratuita desde el primero hasta el noveno grado. En 2016, UNICEF informó que 2,1 millones de niños en Siria y 700.000 niños sirios refugiados no tienen acceso a la educación. En 2016 había un total de 80.000 niños refugiados en Jordania que no iban al colegio (HRW).

La destrucción deliberada de centros educativos es una característica que ha marcado el conflicto armado desde el principio. Las escuelas pueden ser vistas como personificaciones de la autoridad estatal; en consecuencia, los actores no estatales las ven como objetivos militares legítimos y a su vez, el propio régimen sirio y a sus aliados rusos han realizado docenas de ataques sobre escuelas situadas en zonas controladas por grupos opositores. Siria se ha visto muy afectada por ataques relacionados con la educación o la sanidad, que incluyen ataques a estudiantes, maestros y hospitales, asesinatos selectivos y secuestros.


Desde el inicio del conflicto más de la cuarta parte de las escuelas sirias han sido dañadas, destruidas o utilizadas como refugios por personas desplazadas internamente (PDI) pero también como lugares de detención arbitraria y tortura. Sin un final del conflicto a la vista, se teme que la crisis dé lugar a una 'generación perdida' de niños, que no podrán cubrir sus necesidades básicas ni acceder a la educación. Las escuelas no constituyen ya el espacio para crecer, aprender o jugar, sino que se han convertido en lugares vulnerados por el adoctrinamiento, el sufrimiento y la muerte.

¿Una generación perdida?

La violencia, el desplazamiento, la muerte de seres queridos, la visión de acciones terroríficas, la desnutrición e incluso los abusos y la tortura, pasan y pasarán factura a los menores sirios, perjudicándoles seriamente de cara al futuro. Las consecuencias en adolescentes son más graves, con trastornos agresivos y uso de drogas como vía de escape. La situación de las niñas es más difícil de valorar, pues tienden a permanecer en casa. En cualquier caso, las secuelas pueden ser muy duraderas y perjudicar el futuro desarrollo personal y profesional de varias generaciones.

Como señala Jan Egeland, Secretario General del Norwegian Refugee Council, "las consecuencias del colosal abuso de los derechos de los niños y niñas en Siria podría sobrevivir a la propia guerra durante décadas. ¿Cómo podemos esperar que crezcan respetando y defendiendo el derecho internacional cuándo éste les ha fallado en el momento que más lo necesitaban?"


Más de seis años han pasado ya desde el inicio de la guerra siria, en una zona en constante conflicto en la que su población resiste con una capacidad asombrosa, pero donde las vulnerabilidades siguen siendo muy altas, sobre todo para la infancia. Pero a pesar de todo los niños sirios corren, ríen, juegan.. viven como lo que son, niños, aunque la guerra les esté arrebatando su infancia y eso nadie pueda devolvérselo.




Los niños de Alepo han reconquistado a golpe de carcajada las calles reivindicando su espacio de juego. Los menos afortunados, se han convertido en niños trabajadores. Salen de cumplir cinco años de condena entre los muros del hogar, sentenciados por el miedo de sus padres a que un obús, una bomba o una bala les quite la vida. Como el resto de los niños del mundo, se dedican a jugar a ser adultos imitando a los que les rodean. A diferencia del resto de niños del mundo, están ansiosos por pisar un aula. Los que rondan los 10 años tenían cinco cuando estalló la guerra.


Como Mohamed que se dedica a vender algodones de azúcar por 20 céntimos de euro a aquellos curiosos que se han acercado a ver la fortaleza de Alepo. Las risas de Mohamed y sus algodones de colores no pegan en absoluto con los edificios derruidos a sus espaldas. Pero este nuevo ejército de pequeños trabajadores de metro y medio ya es parte del paisaje.



A cuatro pasos de allí, Munir, también de 10 años, juega con un amigo. En la mano derecha sujeta un palo con el que remueve la tierra. En la izquierda, una paloma muerta. Juega a los enterradores. Ha bajado al parque de debajo de su casa, que, a falta de tierra donde enterar a los muertos, se ha convertido en un improvisado cementerio. “La paloma se murió, así que vamos a enterrarla”. Munir pone todo el empeño en cavar un agujero entre dos tumbas. Algo que no parece chocar a los transeúntes. Y algo que seguramente ha visto hacer tantas veces a los mayores desde su balcón.


Un poco más lejos juega también Fátima, misma generación y desplazada del barrio al Sukkari. Las gruesas lonas con el sello de la ONU son multiuso en Siria. Sirven como funda para proteger los coches, se cuelgan entre edificios para proteger a los viandantes de la vista de los francotiradores, de techo para los tenderetes de tabaco, cortinas para las casas cuyas ventanas han sido reventadas y muchas otras utilidades. Entre ellas para hacer trajes de muñecas.

Un grupo de niños del mismo tamaño que Mohamed, Munir y Fátima, juega también en uno de los barrios más castigados por los últimos combates. Lo hacen a armados y soldados, versión actualizada de cacos y policías. Al menos ya no recogen casquillos calientes de proyectiles para su colección ni se pelean por si la deflagración que sonó era de tal o tal calibre. “Son el futuro” dicen orgullosos los abuelos. Y pesar de los traumas de guerra, los más pequeños vuelven a sonreír en las calles.

Ciclo de cine de animación (36) 'Inside Out', otra joya de Pixar


Hoy publicamos en nuestro ciclo de cine de animación 'Inside Out', dirigida por Pete Docter y Ronnie Del Carmen en 2015, otra excelente obra de la factoría Pixar asociada con Disney. No llega a las cotas de maestría de 'Up' o esa obra maestra absoluta llamada 'Wall-e' pero ofrece una originalísima y divertida visión de lo que significa la infancia. Después de ella ofrecemos un reciente corto en el que sus creadores muestran el momento justo después de donde termina la película. Y es la primera cita de Riley. Disfruten.

‘Inside Out’: otra preciosidad de Pixar. Y van...


En los 10 minutos iniciales de la maravillosa Up el director Peter Docter retrataba de forma primorosa la vida de un matrimonio desde que se hacen amigos en la niñez hasta que en la ancianidad el hombre se queda inconsolablemente viudo. En Del revés, que ha conseguido que aparezcan las carcajadas colectivas en la sala y que los espectadores tuvieran gesto de embeleso al terminar, Peter Docter sólo se centra en la existencia de una cría desde que la depositan en el mundo hasta los 11 años. Y lo hace a través de la tutela de varios ángeles que marcan su cerebro y sus sentimientos desde un laboratorio mágico. Son la alegría, el miedo, la tristeza, la cólera y el disgusto. Saben que tendrán que convivir con todos estos estados anímicos, pero la alegría consigue que sus sombrías y temibles compañeras sean sus aliadas en la grandiosa tarea de que esa cría sea feliz.

Esa criatura vitalista y risueña, amada por unos padres modélicos, virtuosa del patinaje, con capacidad para disfrutar de todas las cosas hermosas, sentirá al crecer y emigrar con su familia desde un idílico pueblo de Minnesota a la ciudad de San Francisco, la aparición de circunstancias que borran la sonrisa y hacen que aparezca el llanto, la incertidumbre, el temor, la ira incontrolable, el deseo de huir para reencontrarte con la Arcadia en la que había sido dichosa. 

Si la idea de describir los mecanismos del cerebro y la mezcla de sensaciones que habitan en las personas demuestra una imaginación muy poderosa, la forma de contar la historia de la pequeña Riley y de sus protectores evidencia un director admirable.

En Del revés todo posee el aroma del clasicismo. Su sentido visual deslumbra, su comicidad y su humor tendrían poder de contagio hasta con un iceberg, su ternura conmueve, su profundo conocimiento de lo que le ocurre a la gente en sus neuronas y en el corazón inquieta. Evidentemente esta película no compite en la sección oficial. Tampoco necesita premios. La productora Pixar es una de las mejores cosas que le han ocurrido en toda su historia no ya al cine de animación, sino al cine a secas.




La primera cita de Riley (Riley's first date) (Pete Docter, 2015)

Vocabulario Fundamental. Infancia (33) 'Born into brothels', nacidos en los burdeles de Calcuta



¿Puede el arte cambiar la vida de unos niños condenados a la miseria y el olvido? Ganadora del Oscar 2004 a la mejor película documental, "Los niños del barrio Rojo" es una crónica de cómo la fotógrafa Zana Briski intentó ofrecer una oportunidad a los hijos de las prostitutas del barrio Rojo de Calcuta enseñándoles a manejar una cámara de fotos. Conmovedor y sincero, aunque desprovisto de sentimentalismo, el documental es un tributo a la resistencia de la infancia y al poder restaurador del arte.



En 1998, la fotoperiodista neoyorquina Zana Briski se encontraba en Calcuta documentando la vida de las más de 7.000 prostitutas del barrio Rojo. Tras pasar varios meses en los burdeles, conviviendo con las mujeres y sus hijos, Briski se dio cuenta de que eran estos últimos los verdaderos protagonistas de aquel mundo sin aparente escapatoria: los niños del barrio Rojo.




La fascinación que Briski comenzó a sentir por los chicos era la misma que ellos tenían por su cámara de fotos, y pensó que sería maravilloso ver el mundo a través de los ojos de aquellos pequeños desheredados. En ese momento concibió la idea de enseñar fotografía a los hijos de las prostitutas: "Cuando llegué al barrio Rojo de Calcuta, no tenía ninguna intención de enseñar a los niños, yo había ido allí para hacer mi propio trabajo: fotografiar la vida de las mujeres. Sin embargo, tras pasar tiempo con ellos, sentí que debía ayudarlos de alguna manera" -explica Briski. "Compré varias cámaras y me puse a trabajar en lo único que sé hacer: fotografías. Al final, los chicos eran capaces de hacer sus propias fotos y de sentirse orgullosos de su obra".



Durante su aprendizaje, los niños tuvieron acceso a un mundo más allá de los muros del barrio Rojo y pudieron hacer fotos de escenas de la calle, del zoo, la playa... Inspirada por el talento de sus jóvenes discípulos, y preocupada por su futuro, Briski quiso dar un paso más e intentar sacar a los chicos de los prostíbulos, para darles la oportunidad de una vida mejor.

Muchos de ellos no acudían a clase regularmente y sus opciones tampoco eran muy buenas si se escolarizaban en las deficientes instituciones públicas indias. Briski buscó colegios internos que quisiesen hacerse cargo de ellos y preparó una exposición con las fotos de los niños -primero en Nueva York y después en Calcuta- con el fin de recaudar dinero para su educación: el orgullo de los niños al ver expuesto su propio trabajo es una de las secuencias más poderosas de "Los niños del barrio Rojo".

Pero conseguir que los chicos traspasasen el mundo en el que habían crecido no era nada fácil, ya que debían enfrentarse con el caos y los peligros del prostíbulo: clientes agresivos, abuso de drogas y alcohol, robos y asesinatos, además de correr el riesgo de ser obligados a prostituirse. De hecho, algunos no lo han conseguido. Aún así, como afirma el codirector del documental, Ross Kauffman: "Presenciar la transformación de esos chicos ha sido extraordinario".


Vocabulario Fundamental. Infancia (32) Infancia refugiada


La serie fotográfica "Supervivientes en busca de refugio", del fotógrafo cántabro Olmo Calvo, recoge imágenes del éxodo de personas sirias, iraquíes o afganas que huyen de la guerra rumbo a los países del norte de Europa y ha sido la ganadora de la XIX edición del Premio Internacional de Fotografía Humanitaria Luis Valtueña.

Ciclo de cine de animación (33) 'The man with the beautiful eyes', de Jonathan Hodgson y Charles Bukowski



El alegórico poema de Charles Bukowski escrito en 1992 'The man with the beautiful eyes' es interpretado en clave animada por el realizador Jonathan Hodgson en 2000. Cuatro niños amigos se ven atraídos hacia una casa cerrada con unos peces dorados en un estanque que sus padres les han pedido evitar. Un día ven aparecer, vociferante, un extraño hombre de hermosos ojos, puro en boca y botella de whisky en mano que daría un vuelco su percepción del mundo.



Vocabulario Fundamental. Infancia (30) Infancia en guerra 8 De niños, armas y flores

Música para camaleones (81) Elbow - My sad captains

"My Sad Captains" 

I'm running out of miracles ​Oh my soul And the streets alive with one-man shows ​Oh my soul The corner boys were moved along ​Oh my soul We're plummeting like crippled crows ​Oh my soul ​ Oh long before you and I were born Others beat these benches with their empty cups To the night and it's stars To be here and now and who we are ​ Another sunrise with my sad captains With who I choose to lose my mind And if it's so we only pass this way but once What a perfect waste of time ​ The BMX apothecary Oh my soul The architect of infamy Oh my soul For each and every train we missed Oh my soul A bitter little Eucharist Oh my soul Oh long before you and I were born Others beat these benches with their empty cups To the night and it's stars To be here and now and who we are Another sunrise with my sad captains With who I choose to lose my mind And if it's so we only pass this way but once What a perfect waste of time Another sunrise with my sad captains With who I choose to lose my mind And if it's so we only pass this way but once What a perfect waste of time Another sunrise with my sad captains With who I choose to lose my mind And if it's so we only pass this way but once What a perfect waste of time What a perfect waste of time



Live - BBC Radio 2

Música para camaleones (79) Musée Mecanique - Our changing skins





Once if I remember well, The days were filled with sun and wind, It came to dusk the lights would flicker on, Fortresses of pillows hanging sheets from all the bookshelves, We were kings and queens of our own little lands, Spinning in our changing skins, We'd walk through walls with dizzy heads, Fortune told us angels fear to fly, Secrets that we held inside, Thin the child who wonders why, Wonders why a laugh sounds like a cry, Who wonders why a laugh sounds like a cry, With fraudulent identities, Polaroids and mystery, Smiling faces two dimensionally, Tooth by tooth and leaf by leaf, With other hands and other feet, Our mothers frowned as arms grew out of sleeves, Adulturing was just a thing to be...

Vocabulario Fundamental. Infancia (31) Infancia en guerra 7 Aylan, el niño de la playa


El niño de la playa

Texto: El Mundo - Pedro Simón Madrid 02/09/2015 

Lo normal a los tres años es verlos en la orilla con el bañador y no vestidos. Lo normal es verlos dando saltos y no tumbados de este modo: boca abajo y de lado, como escuchando el latido de la tierra. Si es que ésta tiene todavía corazón. Lo normal a los tres años es que te hagas el muerto y no que lo seas,que sea divertido mojarte, que prefieras las olas grandes a las pequeñas, que le pidas al hermano mayor que te entierre vivo para que saques la cabeza y después, con el cuerpo embadurnado en arena, corras muy deprisa hacia el mar. Lo normal a los tres años es que poses para una foto en un lugar como éste que ven y que nadie tenga que pixelarte la cara. La fotografía de Nilufer Demir ya forma parte del álbum migratorio de la infamia: un niño varado en la playa como si fuera un ballenato en pantalones cortos. Si querían una imagen que de verdad nos salpicara como el ácido, si querían una imagen evocadora del horror, aquí tienen una: para algunos críos el estío no es una tumbona; es una tumba. 

Cinco niños. Refugiados sirios. Ahogados en aguas turcas. Tratando de alcanzar la isla griega de Kos. Y este colofón que por fin nos lo explica todo: la imagen salvaje de este caído de pala y cubo.¿Cuántos niños sin nombre se ha tragado ya el océano? ¿Llevaban una camiseta azul o una verde cuando se ahogaron? ¿Hicieron alguna vez un castillo de arena?

Me acuerdo de la subsahariana Josephine, que estuvo una semana dándole sus propios orines a su hija Chioma en una patera, de camino a Canarias, hasta que al séptimo día no resucito. Me acuerdo de los que viven sin boya. Y también me acuerdo de aquella otra imagen cotidiana... Creo que tengo una foto tuya con una composición parecida, sólo que posando a gatas mirando al mar de Conil. Sonriendo. Lo normal a los tres años.

No vas a entender la fotografía. Pero quiero que la mires y no olvides una cosa: ya te he dicho mil veces, hijo, que en las playas de verano puede hacer un frío hondo y oscuro.

Vocabulario Fundamental. Infancia (29) Infancia en guerra 6 'Nacido en Gaza', de Hernán Zin


"He trabajado en muchos de los conflictos del último siglo: Somalia, Sudán, Congo... Pero como Gaza no hay ningún otro. Se trata de una ocupación de tintes coloniales que en pleno siglo XXI es impensable. Es una guerra de ocupación ilegal. Israel nunca ha respetado la hoja de ruta de la legalidad internacional" (...) "Israel es una entidad supraterrenal y todopoderosa que los castiga, los condena y los bombardea. La relación palestino-israelí se ha roto, ahora están los muros. Israel quiere que los palestinos desaparezcan de Palestina" (...) "Estaba rodando en México cuando mis amigos en Gaza me contaron lo que estaba sucediendo. Cuando supe lo de los niños que mataron en la playa, me dije: 'Tengo que estar allí'". Hernán Zin

Así contaba Hernán Ziz el momento en el que, hace un año, supo que tendría que ir a Gaza e implicarse personalmente ante lo que era un flagrante crimen contra la Humanidad, uno más dentro del enorme matadero que la ofensiva israelí 'Protective Edge' (Margen Protector) había creado en la martirizada Franja. Pero no uno cualquiera pues no se había producido en ningún edificio en el que se suponen vivían familiares o desde el que Hamás hubiera lanzado -o no- sus cohetes, sino que se produjo en la playa de Gaza, a la vista de todo el mundo, mientras los niños jugaban al fútbol. Los niños se divertían con el balón al atardecer en la playa, cerca de donde se aloja la prensa internacional, cuando oyeron un primer disparo y echaron a correr. Un segundo proyectil, al parecer procedente de uno de los barcos que desde hace años asedian la franja, impactó sobre ellos cuando trataban de huir, explicaron los testigos. 

Podía haber sido cualquier otro bombardeo en los que se volaban barrios enteros o se atacaban las ambulancias y los mercados y las decenas de víctimas se iban convirtiendo en centenares y luego en miles, pero fue ese acto cruel y despiadado de parte de quienes aún se definen como el Ejército más piadoso del mundo, el momento de convencimiento de que esa guerra, esa lucha tan desproporcionada, repetida y despiadada, tenía que filmarla. 

Y con su talento como documentalista y su determinación como ser humano empático y comprometido ante la injusta realidad que contempla, poder crear un trabajo periodístico audiovisual de primer nivel para denunciarlo. Para ello intenta reconstruir el día a día en la guerra de diez niños gazatíes entre los cráteres y las ruinas de lo que un año antes fueron su ciudad y sus casas, buscando algún recuerdo que aún estuviera temblando en un rincón, tras una pared medio derrumbada

De hecho, un año después, puede verificarse que el número de las decenas de miles de casas reconstruídas en la Franja de Gaza es... cero, debido a las múltiples trabas que para elementos de construcción o reparación pone el gobierno hebreo, impidiendo totalmente la entrada de hormigón y otras materias primas vitales para poder recuperar algo de lo destruido. Por cierto, también un año después, la Justicia israelí ha decidido archivar sin acusaciones la investigación penal por el ataque contra los niños en la playa alegando que fueron confundidos con milicianos... 

Producido por Jon Sistiaga y la cantante Bebe y rodado tres meses después de la ofensiva Margen Protector, 'Nacido en Gaza' es un retrato íntimo, profundo, sobre cómo la violencia y cómo ésta transformó para siempre sus mentes infantiles y sus vidas, cómo les fue arrancada la vida de familiares a los que han visto morir despedazados por las explosiones. Y esta desesperación les convertirá probablemente en adultos mentalmente enfermos con numerosos trastornos de estrés post-traumático, pero también en personas con mucho miedo, mucho odio y mucho deseo de venganza.


Vocabulario Fundamental. Infancia (28) 'Camino a la escuela', de Pascal Plisson




'Camino a la escuela' (Sur le chemin de l'école, 2012) es un documental dirigido por el francés Pascal Plisson que narra las cuatro historias diferentes de Jackson, Carlos, Zahira y Samuel, cuatro niños de distintos rincones del planeta (Kenia, Argentina, Marruecos e India respectivamente) que han de esforzarse diariamente en recorrer grandes distancias para poder llegar a las respectivas escuelas donde estudian. Aunque nunca se hayan visto ni se lleguen a conocer jamás, los cuatro comparten el mismo deseo de aprender. Pese a las largas distancias que han de salvar y las complicaciones que les surgen en el camino, Jackson, Carlos, Zahira y Samuel entienden lo importante que para ellos es asistir a la escuela, por lo que cada día se embarcan en una aventura en la que arriesgan sus vidas. 

Jackson debe atravesar la peligrosa sabana keniata durante 15 km, Carlos ha de cruzar 18 km a lomos de un caballo por las llanuras de la Patagonia argentina, Zahira recorrer las montañas escarpadas marroquíes y Samuel emprender su viaje hacia la escuela de la India en silla de ruedas empujada por sus hermanos, pero todos ofrecen todo su coraje y determinación para obtener una educación fundamental que les puede abrir la posibilidad de un futuro mejor. 

Los chicos de Días de Cine nos introducen en el documental y el propio género de aprendizajes en el mundo. Después el propio docu, disfrútenlo.